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miércoles, 11 de agosto de 2010

Aquópolis... ¿Estás seguro de lo de "aquo"?

Han pasado ya varias semanas (la pereza...), pero había que dejar constancia de ello... Fue en uno de estos abrasivos (que no calurosos) días del verano madrileño, cuando decidimos acercarnos a disfrutar del sol y (sobretodo) el agua en el parque acuático de Madrid: Aquópolis. Siendo este nuestro país uno de sol, playa y chiringuitos, un parque acuático de su capital tenía que ser la repera. El precio (20 euracos por barba) nos hacía pensar que el parque merecería la pena, la emoción estaba asegurada... ¡Y vaya si lo estaba!

Las instalaciones están situadas en Villanueva de la Cañada, en lo que aquí se empeñan en llamar "las afueras de Madrid"... A más de 40 kilómetros del centro, bien adentrados en la estepa castellana. Es bien sabido por todos que Noia está a las afueras de Santiago, y que por tanto, Santiago tiene unas playas maravillosas... Villanueva de la Cañada está a tomar por saco, en una llanura en donde el sol da por todos lados como la lluvia de Forest Gump (incluso desde abajo). Así que, sol no iba a faltar.

Al llegar, rápidamente nos dimos cuenta de que el precio de la entrada se les queda corto a los del parque, razón por la cual tienen la imperiosa necesidad de cobrar por todo. Quieren cobrar por el párking, habiendo uno gratuito al lado (los coches se funden al sol igual en un lado u otro, pero si puedes pagar por ello lo hace con más estilo). Quieren cobrar por las taquillas. Por supuesto, la comida y la bebida están al alza... Y hasta cobran por alquilar las colchonetas para ir a los toboganes donde hiciesen falta (que no son todos). Esto último fue lo que más me llamó la atención: Sin entrar en que por el precio del alquiler casi la puedes comprar en cualquier tienda de playa, ¿cual es la ventaja? Los toboganes tenían sus propias colchonetas, ¿por qué me hacen pagar para cargar con una todo el día? Y lo que es peor, ¿qué hago con ella en los toboganes donde no la puedo usar (más de la mitad)? Claro que los flotadores que ya había en las atracciones eran limitados, así que había que hacer más cola para esperar el flotador que en la propia atracción... Me hizo gracia un comentario en internet que lo explicaba diciendo que unos (los flotadores de la propia atracción) eran los flotadores del pobre, mientras que los otros (los de alquiler) eran los del rico. Es difícil de explicar, pero quiero dejar claro que el que ideó este sistema es un lumbreras: "Pagas 20 euros por entrar al parque y hacer colas infinitas; y si no quieres colas, pagas 10 euros más... Pero tienes que cargar todo el día con el puto flotador, y estar preocupado por donde lo dejas (porque, evidentemente, hay una fianza)." Política de marketing, la llaman...

Pero ahí no acaba la diversión. No sólo hay que felicitar al departamento de marketing. Los diseñadores del parque también se han lucido. Apenas hay sombras, ni zonas "verdes", y las que hay están quemadas y poco cuidadas. Las atracciones se cuentan con los dedos de las manos. Y bueno, luego está El Suelo... Un suelo de una especie de cemento con pinchos que hará las delicias del que vaya descalzo. Entre esa superficie rugosa y el calor del sol, parecíamos faquires... Anteriormente, había ido a un par de parques acuáticos, y ambos tenían superficies lisas, con agua por todas partes (es un parque acuático, de eso se trata), incluso por los caminos que conectaban las atracciones. Esto, que por aquel entonces me pareció curioso, ahora me parece vital. En Aquópolis tienes que andar corriendo de un lado para otro para no abrasarte los pies, y con cuidado de no pisar alguna piedra suelta...

Así que entre que el calor, las colas en las atracciones, y que el agua paradójicamente reinaba por su ausencia, pasamos más tiempo secos que mojados... ¿Y quién se había olvidado de la crema? Claro que sí, al final del día me había convertido en el Doctor Zoidberg... Claro que con algo más de agua, a lo mejor me habría quemado menos.

Eso sí, a pesar de las circunstancias, no puedo negar que me lo pasé en grande, no tanto por el parque (aunque reconozco que hay un par de atracciones que merecen la pena) más que nada por la compañía, que fue la que me apoyó en los momentos iniciales para que olvidase la indignación de la primera toma de contacto ("menuda mierda de parque", "deja de quejarte")... No pensé más en ello el resto del día y hasta hoy. Y hoy me he desahogado. Y es que Madrid se merece un parque acuático en condiciones, y no el infierno que tienen allí montado...

N.de A. Si alguien sabe de un parque acuático decente por la zona centro, que no dude en corregirme.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cascada en la Camelia

Corría el año 2003. Unos amigos conversaban animadamente en la parte de atrás de un autobús que les llevaba en dirección a la periferia gallega, concretamente al Cebreiro, desde donde partirían andando hasta Compostela, por eso de hacer el famoso Camino (cuadra bien que este año sea Xacobeo para contar esta anécdota). Pero bueno, esta información, en realidad, no es lo que importa en este post.

Lo que nos ocupa ahora es uno de los temas de conversación que surgieron en aquel viaje en bus. En aquellos tiempos, corría el rumor de que, al parecer, estaban planificando la remodelación de la cuesta de la Camelia (conocida calle de Compostela), y entre las novedades que se incorporarían, el ayuntamiento barajaba la posibilidad de instalar una fuente en forma de cascada que decorase la parte central de esta empinada calle peatonal... (N. de A.: Para los que no sean de Santiago, la cascada, como se ve en la foto, terminó instalándose).

De esto estábamos hablando, bromeando, cuando pensé que, si el proyecto finalmente se llevaba a cabo, muchos negocios adoptarían el nombre "La Cascada", en referencia a la nueva infraestructura. Así, seguramente veríamos una peluquería "La Cascada", una carnicería "La Cascada", panadería "La Cascada"... En fin, a cualquier negocio le quedaría bien ese nombre si abriese en esa calle. Pero de entre todos los posibles negocios que abrir ahí, había uno al que el nombre le quedaría que ni pintado, y fue uno de nosotros (autor del inactivo Blackmouth.es, que lleva con el chiste del polvo y la cagada desde hace más de dos meses...) al que se le ocurrió el comentario del día, creativo a la par que ingenioso: "Si, claro, Sexshop La Cascada"...

Si, lo se, tampoco es un chiste tan bueno... Ya se sabe, es mejor verlo que contarlo... Pero os preguntaréis, "¿y a mí qué coño me importa la anécdota esta?". Pues bien, todo esto viene a que, encontrándome yo paseando por la capital gallega, he aquí que me encuentro con un café-bar, con un nombre que me sonaba de algo...

Lo más curioso es que ni siquiera está situado en La Camelia (¿?)

jueves, 20 de agosto de 2009

Santiago: Escuela de Calor

Así que, para calmar mi culpabilidad, tengo motivos suficientes, a la par que interesantes, para justificar la inexplicable falta de artículos de este verano. Que por supuesto utilizaré vilmente para escribir algunos artículos nuevos, que llenarán el hueco que he dejado en mi ausencia...

Aunque pueda parecer otra cosa, durante el mes de Julio, la escasez de actulizaciones no fue debida a que estuve de vacaciones rascándomela en algún lugar. Que va. Trabajé el mes enterito. Sin embargo, digamos que aproveché los fines de semana hasta la última miguita, de tal manera que, a pesar de no haber sido un mes vacacional, la impresión es que sí lo ha sido.

Antes de nada, aclarar que Julio ha sido un mes más bien lluvioso por estos lares, con días que parecían más propios del otoño que del verano. Por supuesto, mis amigos lectores de BloGui-J han aprovechado la coyuntura para dedicarme una serie de improperios y amenazas varias, como consecuencia de la publicación del polémico artículo, En Santiago llueve de Carallo, en el que defendía con datos oficiales que, aunque es cierto que en Santiago llueve bastante, la opinión popular acrecenta esa sensación de lluvia, tanto para los de fuera como para los propios santiagueses...

Es cierto, el mes de Julio ha dejado en bolas mi "gran teoría". Pero, y sabiendo que lo siguiente provocará reacciones de odio, he de decir que, para mí, el mes de Julio ha sido uno de los más calurosos de los últimos años... Vale, alguno dirá "eso es porque has estado fuera". Bien, en parte sí. Pero los dos últimos fines de semana he estado en Galicia, y (fijate tú qué casualidad) también hemos tenido nuestra ración de sol y calor... "Durante la semana no paraba de llover". También es cierto... Pero como yo por la semana trabajaba, pues eso... Como Herodes.

Bueno, que me lío. Que ¿qué hice yo en esos intensos fines de semana de Julio? Pues aparte de papar calor, viajar. Viajar mucho. Cuando digo mucho hablo de 8 aviones en 15 días y más de 1.500 km. en coche los 15 siguientes... Eso en Julio... De Agosto mejor hablamos más adelante... El caso es que he decidido que mejor entretener poco a poco que no aburrir mucho. Así que, en lugar de escribir ahora un mega-post con todo lo que hice durante el verano y luego no volver a escribir en un mes, mejor dosificarlo en pequeños capítulos, que entra mucho mejor, y me permite ir actualizando esto más a menudo. ¡Renovarse o cerrar!

martes, 7 de abril de 2009

Xuventude Galicia Net 2009: Resumen y crítica

Bueno, pues ya está. Tal como vino, se fue. Se terminó un fin de semana apoteósico, enorme, glorioso, lleno de frikismo por doquier, y diversión a mansalva, con muchas novedades, algunas carencias, pero con un ambiente digno de esta reunión friki anual...
El fin de semana pasado tuvo lugar la 10ª edición de la Xuventude Galicia Net, y a pesar de que sólo dormí unas cuatro horas desde el viernes hasta el domingo a las siete de la tarde, se me hizo sorprendentemente corto. Las horas pasaron volando entre descargas, series, vídeos en la pantalla gigante, partidas al Pro, y mi discreta participación en uno de los concursos de doblaje (discreta porque presenté el video tarde, y no pude entrar en el concurso...).

Todo empezó el viernes 3 de Abril, a eso de las 9 de la mañana. A las puertas del Multiusos Fontes do Sar, donde normalmente sólo se ven deportistas, cuerpos vigoréxicos, y gente vestida de chandal con la bolsa de deportes al hombro, se empezaron a agolpar numerosas personas con pinta pseudo-intelectual, más bien redonditas, vestidas con camisetas de personajes de cómics, y cargando sus ordenadores y demás parafernalia informática en carros de la compra...

Un enorme cartel negro que había sido colgado en la fachada días antes, avisaba a todo aquel que estuviese a unos dos kilómetros a la redonda que aquel fin de semana era mejor ir a hacer deporte al aire libre, pues en aquel pabellón iba a tener lugar la reunión más friki de Galicia y alrededores: La XGN.

Por su décimo aniversario, este año como novedad se celebraba en aquel enorme pabellón, y no en el Palacio de Congresos como en anteriores ocasiones. La Intranet estaría situada en la pista central, dando cabida a unos 1.800 frikis con sus 1.800 ordenadores. La Extranet estaría en la parte de arriba, en la entrada principal. Además, para alimentar las hambrientas bocas de los jugones, una enorme carpa había sido colocada al lado del pabellón, como si de una boda se tratase. Bien es cierto que la comida estaba a años luz de la de una boda... Aunque tampoco estaba tan mal como nos empeñábamos en anunciar los asistentes a los cuatro vientos, para desgracia de los organizadores.

Tras colocar el ordenador y todos los periféricos posibles, enchufarlo todo, y comprobar que el equipo funcionaba correctamente, ya nos podíamos sentar y disfrutar del enorme ancho de banda disponible... 2 gigas de red interna... ¡Eso debería de ser llamado "largo de banda"! (Este es mío...).

Personalmente, el momento de sentarme a disfrutar no me llegó hasta pasadas las siete de la tarde, pues yo el viernes trabajé hasta casi las siete, y luego fui a comprar avituallamiento de Red Bull y patatillas fritas para el fin de semana... Pero en cuanto me senté en mi sitio, en el centro de la sala, frente a la pantalla grande, ya casi nada me pudo levantar.

Y digo casi porque, tras unas siete primeras horas de frikismo continuado, sobre las tres de la mañana, me fui un rato al centro para salir, airearme, y tomar un par de copas antes de volver, con cierta alegría en el cuerpo, a sentarme en mi sitio sobre las seis de la mañana... Eso sí, antes pasé por casa a coger el último periférico que me faltaba por traer (y para lo cual necesité ese par de copas)... Mi "asiento para frikear". Así es como llamo yo al asiento con altavoces y bajo con vibración en la espalda, que tengo para jugar, escuchar música, o simplemente ver una peli. En la party fue un triunfo, pues no sólo llamó la atención de los más frikis, sino que además me vino de perlas para dormir las horas que pude dormir.

Las dos primeras, de seis a ocho de la mañana del sábado, hasta que me despertó la estridente voz de Lobato para retransmitir los entrenamientos libres del Gran Premio de Fórmula 1 de Malasia, y uno de los momentos que más disfruto en la XGN.

Ya de día, desayuno calentito y vuelta al curro. Bajando a 10-20 megas por segundo, lo cierto es que tener cosas para bajar en todo momento es una tarea verdaderamente complicada. Al final decides bajar carpetas enteras (Dios bendiga esa función) y que los bytes se peleen entre ellos para entrar en tu disco duro...

Las partidas de Pro, capítulos de series que aún no has visto, y los incansables vídeos que la organización va proyectando en la pantalla gigante, van llenando el tiempo sin descanso, y las horas pasan como hojas que se caen de un árbol en otoño al mínimo soplo de viento...

Y así llego el Domingo, tras una noche marcada por un esperpéntico concurso del Paco, Paco, Paco, consistente en imitar el dichoso vídeo de Beyoncé... Los ganadores tendrían que representarlo en el escenario si querían llevarse el portátil que había de premio... Los que aún estábamos despiertos quisimos arrancarnos los ojos cuando vimos que los ganadores saldrían con el mismo bañador que luce Beyoncé en el vídeo...

El domingo, la carrera de F1, que terminó siendo suspendida por la lluvia. Nota negativa para un magnífico evento que se hizo corto, pero realmente intenso... Al menos eso decían mis calzoncillos al llegar a casa, tras tres días sentado sobre ellos (¡¡uuuuooooooooouuuhh!!).

Pero este resumen no puede terminar sin una pequeña crítica (que trataremos que sea lo más constructiva posible), pues el evento ha tenido algunos detalles mejorables, y otros que han estado peor que el año pasado.

Lo principal, lo que ocurre siempre: Cuando un evento de este tipo empieza a funcionar bien, se tiende a incrementarlo de forma incontrolada, perdiendo parte del encanto que tenía al principio, y descuidándose los detalles. En este caso, el principal cambio en la XGN de este año fue la mudanza al Multiusos. No estuvo del todo mal, pero he de decir que el Palacio de Congresos me gustaba más. No sé si era más o menos complicado organizarlo allí, pero lo que está claro es que, para mi gusto, era mucho más acogedor el Palacio.

Y eso por no hablar del sonido y las luces. En un evento donde una de las principales actividades es ver lo que la organización nos ofrece por la pantalla gigante, no puede haber tantos problemas de sonido como los hubo este año. Que si el sonido está bajo, que si no hay sonido, que si se repiten los vídeos, que si se cortan, que si no se ven... Los altavoces estaban mal repartidos y las luces iluminaban o muy poco o demasiado. Se descuidó muchísimo este aspecto, y aunque parece algo superficial, creo que a todos nos molestaba en mayor o menor medida, y creo que en el Palacio de Congresos esto se cuidó mucho más.

Por otro lado, también se descuidó el tema de los concursos. Esto sí que me cuesta más entenderlo. No me refiero ni a los premios (que son muy jugosos), ni mucho menos a la valoración de las "obras" presentadas (aunque todos sabemos que siempre hay ¡TONGO!), sino a la manera de presentar los concursos... Es decir, se pasan todo el día avisando por megafonía de la hora límite para presentar los trabajos, cada cinco minutos, y después, llega la hora... Y nada. Ni un "ahora procedemos a analizar los trabajos", ni un "os daremos el resultado en breve"... Y lo más raro, en muchos de los concursos ni se presentaron los trabajos ganadores (al menos yo no me enteré en la mayoría), y en los que lo hicieron, se presentaron mal y a rastro. Casi no se sabía en qué concurso presentaban las obras, y en algunos casos, ni se diferenciaban unas de otras porque se ponían todas seguidas sin parar...

En este caso, lo que yo propondría sería, al final del evento, hacer una entrega de premios rollo Oscars, con la presentación de los trabajos en la pantalla y la entrega de premios, y no como se hizo este año, sin ningún tipo de protocolo, sin saber ni por qué se le dan los premios a los que suben al escenario...

Ya terminando, decir que, a pesar de estas notas negativas (dejemos el tema de tener puestas las pegatinas en el ordenador y todos los periféricos para poder recoger, porque me parece una tontería como un templo), el año que viene repetiremos si es posible. Para mí es un placer poder tener esta experiencia, este empache de ordenador y orgía de la descarga, una vez al año. Con el tiempo parece que estos eventos dejan de tener utilidad, pues la tecnología ya nos permite hacer en casa casi todo lo que se hace en una party (jugar en red, descargar a alta velocidad, etc.). Pero nos olvidamos (como casi siempre) del factor humano, del ambiente jovial que se respiraba este fin de semana en el Multiusos (además de otros hedores indescriptibles), de las risas, los aplausos o los "tongos" gritados al unísono ante cualquier evento anunciado por megafonía.

Este factor humano es lo que realmente me atrajo un año más a la XGN. Ni el "largo de banda", ni los concursos, ni los vídeos de la pantalla gigante... Fue esa sensación de diversión conjunta, de estar compartiendo algo más que teras, de una misma forma de pasarlo bien compartida por miles de personas. Este es el motivo por el que la XGN seguirá funcionando año tras año. Este es el motivo por el que, muy probablemente, vuelva a pasarme tres días encerrado con otros mil y pico frikis, para revivir la experiencia XGN en 2010.

miércoles, 4 de marzo de 2009

RyanAir va a efectuar su Salida de la Crisis...

Con esto de la Crisis Económica Mundial (con mayúsculas, para darle más trascendentalidad), casi nadie se libra de sus efectos, y pocas son las empresas que no han sufrido una bajada en sus cifras de facturación y demás... Hablábamos hace ya un tiempo de las consecuencias de la crisis en el servicio ofrecido por Vueling, compañía aérea que pasó de ser una compañía barata con buenos servicios, a una lowcost cara para un servicio que deja desear, tanto en comodidad como en puntualidad...

Hay otra compañía aérea, sin embargo, a la cual la crisis parece haberle sentado bien. Está claro que, en momentos como éste, la gente tiende a consumir productos más económicos, si tiene la alternativa. Por ello, mientras los productos de calidad pierden adeptos, los productos más baratos los ganan.

Y en el caso de las compañías aéreas, RyanAir es, sin duda, la más barata y, lógicamente, su servicio también dejaba que desear... Pero entonces llegó la crisis, y mientras compañías como Vueling, con precios ligeramente superiores a los de Ryan, tienen que apañárselas para bajar sus precios, recortando costes de donde sea (quitando comodidades, lógicamente), otras como Ryan de pronto ve de pronto cómo una enorme masa de clientes rebotados de otras compañías, bien por precio bien por descontento por el empeoramiento del servicio, "aterrizan" en sus aviones...

De este modo, Ryan no sólo no tiene que subir los precios para hacer frente a la crisis (o bajarlos aún más quitando los escasos servicios que daban), sino que puede incluso mejorar el servicio e igualar o superar a sus competidores...

De esta forma, he podido comprobar en mis carnes, y con grata sorpresa, el buen servicio de la compañía irlandesa: Puntualidad extrema, y comodidad como hacía tiempo que no veía. Todos los asientos (no sólo los de las salidas de emergencia) disponen de un gran espacio para las piernas (y no lo digo sin conocimiento de causa), y en las salidas de emergencia (asientos que, mientras en Vueling cuestan 10 euros más, en Ryan, al no estar numerados, se pueden escoger sin problemas) el espacio es exagerado, de forma que te puedes estirar sin ningún problema...

Y como desde hace unos meses Ryan Air vuela a Madrid desde Santiago a diario, pues últimamente frecuento mucho más la capital, cómodamente, sin retrasos (bueno, una vez hora y media... pero normalmente llega antes de tiempo), y a un precio muy competitivo... Bueno, no es la única razón por la que voy tan a menudo a Madrid... Pero es un aliciente...

Eso sí, no todo van a ser flores para la compañía de las azafatas cachondas... Además de la voluntad de cerrar definitivamente los mostradores de facturación (sólo habrá un espacio para dejar el equipaje; los billetes habrá que imprimirlos en casa obligatoriamente), lo que más llama la atención es la intención de la compañía de hacer pagar para usar el retrete de abordo... Yo no es que suela mear en vuelos cortos, pero como tenga muchas ganas y estemos a 8000 metros de altura, a ver quien es el guapo que me niega la meada... Como se pongan tontos les meo en el carrito de la comida...

... ¡Ey! Dejad de mirar a la azafata que se va a desgastar... (La foto se amplía haciendo click en ella)...

lunes, 1 de diciembre de 2008

Los Fantasmas de la O.R.A.

Como cada sábado a mediodía, Juan salía a pasear con su mujer, Clara, y su hijo, Manuel... Era un día de invierno atípico, con mucho sol, pero a pesar de ello hacía mucho frío, por lo que los tres iban bien abrigados. Mientras Manuel, un alegre niño de siete años, correteaba por la calle jugando con un palo en su mundo de fantasía, probablemente imaginando ser algún caballero medieval de armadura brillante, sus padres caminaban tras él, charlando de temas banales, rutinarios y sin demasiada importancia, sin dejar de ojear a su hijo en ningún momento.

Una sombra apareció al fondo de la calle. Era un hombre jóven, quizás cerca de los treinta, aunque la capucha de la sudadera con la que iba vestido le cubría el rostro, y era difícil de averiguar. Llevaba ropa deportiva, aunque probablemente se debiese más a la comodidad que a la finalidad. De debajo de la capucha tan sólo se podía vislumbrar un rostro cabizbajo y ensombrecido, y unos ojos que apenas levantaba para no tropezar con el mobiliario urbano.

El hombre se dirigía hacia la familia, pero ninguno de los tres se percató de su presencia hasta que estuvo a escasos metros de Manuel... Juan, que fue el primero en verlo, le hizo un gesto a su mujer, y los dos se apresuraron en ir hasta su hijo y apartarlo de aquel hombre, cuya única reacción ante las atemorizadas caras de la familia fue un ligero giro de cabeza para observarles mejor, cuando pasó a su lado. Un delgado rayo de sol iluminó por pimera vez la demacrada y pálida cara del joven, que parecía haberse levantado hacía escasos minutos. La luz le cegó al momento, y rápidamente volvió a mirar al suelo para protegerse con la capucha...

Juan comprobó que su hijo estaba bien, palpándole el cuerpo con ambas manos. Manuel miró a su padre, con cara de no haber entendido nada. Volvió a mirar al chico, que se alejaba con el mismo ritmo lento y pausado. Luego regresó la mirada a su padre:

- ¿Qué pasa, papá? - preguntó - ¿Por qué me agarras?

Juan miró a su hijo condescendientemente. Luego miró a su mujer, que le devolvió la mirada con preocupación.

- Te estoy protegiendo de aquel chico - le contestó Juan a su hijo - Porque ese chico... Ese chico es un fantasma de la O.R.A....

Y entonces, Juan le explicó a su hijo la leyenda del fantasma de la ORA. Hace mucho, mucho tiempo, los jóvenes se divertían por las noches, desfasando en un mundo de vicio y perversión... Cosas muy feas y diabólicas... Hasta que un día, después de muchas horas de fiesta, muchos cubatas y demasiada diversión, una maldición cayó sobre algunos de los jóvenes que participaban en esas fiestas sin control... Aquellos que dejasen el coche aparcado en la calle el viernes por la noche, se verían obligados a despertarse a media mañana, con la resaca de la noche anterior en pleno apogeo, para ir a poner el ticket de la O.R.A. si querían evitar que les multasen, y poder así descansar en paz...

- Es por eso - finalizaba Juan, ante la atenta mirada de su hijo - que todas las mañanas de los sábados, si te fijas bien, podrás ver sombras caminando por la calle, entes sin vida, camuflados de la luz del sol, que caminan con rumbo fijo, con un único objetivo: Poner el ticket de la O.R.A.... Ponerse en su camino, puede resultar muy peligroso...

Manu miraba a su padre con los ojos como platos, aterrorizado. Giró rápidamente la cabeza fijándose en la gente que paseaba a su alrededor. Allí, entre la multitud, numerosos jóvenes encapuchados se alejaban hacia sus casas, tras haber cumplido con la maldición. Con ritmo lento y pausado, ahora sólo tenían un objetivo: Descansar...

martes, 25 de noviembre de 2008

Sabana Jones

Hay veces que a uno le ocurren casualidades, como cuando encuentras a alguien en un sitio que no esperabas, o que dos mundos completamente diferenciados en tu mente, tengan sus puntos en común. Otras veces, uno tiene lo que vulgarmente se llama "potra", "chorra", "chiripa", o sencillamente suerte, como podría ser encontrarse un billete de cinco euros por la calle, o que empiece a llover justo cuando se llega a un sitio cubierto...

Pero hay veces en los que, haciendo méritos para que te suceda algo malo, no sólo no te pasa, sino que además, y gracias a una conjunción de casualidades y suerte, consigues sacar de ahí una situación más que cómica, sublimemente irrisoria... ¿Cómo se podría llamar a eso? Para entenderlo mejor, me explicaré, primero visualmente, y después trantando de hacer llegar a qué me refiero... Mirar esta foto atentamente:

Este PC City me suena...

Como cada día, abres la ventana para airear la habitación, para deshacerte de ese aroma mañanero que destila (nunca mejor dicho) tu habitación después de una resaca. En un alarde de inspiración, recordando vagamente aquellas cosas que hacía tu madre cuando vivías en su casa, decides poner las sábanas en el marco de la ventana para que se aireen también, que huelen a caldofrán... Pero claro, como suele ocurrir en estos casos, te has olvidado de parte de la lección, y en lugar de recogerlas a los cinco minutos, decides dejarlas en la ventana todo el día... Lo cual, viviendo en un sexto piso, no sólo aireará las sábanas, sino que las centrifugará y, con algo de tiempo, terminará por hacer que las sábanas se precipiten al vacío...

Entonces comienza la odisea de la sábana voladora, que tras librarse de sus ataduras y con ayuda de la fuerza de la gravedad, cae un piso, cae otro, y otro, y otro... Todo ello al tiempo que va dando vueltas en el aire, rozando levemente los marcos de las ventanas por las que va pasando, en cada piso, amagando un posible receso en alguna de ellas que no se produce, pero que va suavizando la caída... Hasta que finalmente, tras un cuádruple (o quintuple) salto mortal con múltiples tirabuzones, se coloca en perfecta posición para caer con una precisión digna de Gervasio Deferr (de hecho sólo le faltaban los brazos en cruz para saludar), cubriendo exacta y completamente uno de los focos del PC City situado en la planta baja, no sólo evitando el contacto con el suelo y el posible pisoteamiento posterior, sino disimulándose a la perfección con la red verde que recubre el andamio situado al lado, de forma que nadie, excepto el implicado, sospechase absolutamente nada de la esperpéntica imagen resultante...

Ver para creer...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Vueling la está Shiting...

Hacía ya unos cuantos meses que no volaba con Vueling, bien sea porque sus horarios no me satisfacían, bien porque los destinos desde Santiago no eran los que yo quería. Desde hace un tiempo que ya no vuela a Madrid, y los vuelos a Barcelona tenían horario de abuela, estudiante o parado, es decir, a mediodía, cuando peor viene. Así pues, mis últimos viajes a la ciudad condal los había hecho con Clickair, compañía con la que me reconcilié tras joderme bien en uno de los múltiplos viajes que hice con ella (sísí, el mismo día que conocí el famosos "Monstruo del Prat").

Pero justo cuando le había pillado el tranquillo a Clickair, van y cambian los horarios de sus dos vuelos diarios a Barcelona. Ellos también se apuntaban a lo de un único vuelo en horario de mierda... Pero justo entonces, después la reciente alianza que han declarado ambas compañías, Vueling vuelve a poner dos vuelos diarios, uno por la mañana y otro por la tarde... Así que el siguiente viaje a Barna sería con Vueling. Y eso me alegraba.

Como dije antes, hacía tiempo que no volaba con Vueling, pero la verdad es que guardaba un buen recuerdo de ella. Si se podía hablar bien de una compañía aérea, esa era Vueling. Sus precios no eran los más bajos, si los comparamos con Ryan Air o la misma Clickair, pero el servicio era impecable. Puntualidad, comodidad en sus vuelos (con asientos de cuero y suficiente espacio para las piernas; en mi caso, un auténtico milagro), periódicos y revistas gratuitas (algunas interesantes como la Rolling Stones, por ejemplo), y esa simpatía jocosa que derrochan los empleados con lo de "que tenga un buen vueling"... En fin, que merecía la pena pagar algo más, sabiendo que tendrías todas esas comodidades extra... Pero como se supondrá por el título del artículo, todas estas cosas y mis buenos pensamientos se esfumaron cuando este fin de semana volví a subirme a un avión de los de la "nube políglota"...

Mi vuelo salía a las 19:15, por lo que el embarque comenzaría a las 18:45 (30 minutos antes). A esa hora llegué yo, algo apurado pensando que llegaba justo, cuando en el televisor donde aparecen los vuelos pude ver con resignación que mi vuelo había sido retrasado... Una horaza... Pero bueno, lo único que se puede hacer en esos casos es cagarse en la aviación, sentarse y esperar...

Cuando por fin llegó el avión y pudimos embarcar, entendí lo que pasaba. Antes, nada más enseñar mi billete y mi DNI, la azafata de turno colocó una pegatina en mi maleta (de medidas estándar para llevar a bordo), no sabía muy bien por qué. Al llegar a la puerta del avión, me dijeron que tenía que dejar mi maleta ahí porque había que meterla en la bodega (junto con otras que también llevaban la cinta de las narices), pues no iba a caber en los portaequipajes...

Esto primero me jodió (tuve que sacar el ordenador; no tenía candado en la maleta y pasaba de arriesgarme a que me lo robasen, que no sería la primera vez que ocurre), y luego me hizo pensar. Es decir, ¿por qué demonios no iba a caber mi maleta, que cumple con las dimensiones máximas permitidas por la propia Vueling, cuando nunca tuve problemas para llevarla a bordo, aún con el avión a tope? El retraso del avión me jodió, pero esto ya me irritaba... Pero en fin, tiré para delante hacia mi sitio, con el ordenador a cuestas...

Y entonces pude verlo. El origen de todo. El motivo por el que el avión iba con retraso, por el que no cabían las maletas en los portaequipajes, y por el que me iba a pasar hora y media enfrascado cual sardina en lata... Entre las filas de asientos había un espacio de unos 15 centímetros para las piernas. A lo sumo. Y no estoy exagerando (ver foto adjunta). Era verdaderamente ridículo...

Las conclusiones las fui sacando durante el viaje, mientras sudaba como un gordo en una sauna... Los de Vueling, con esto de la crisis y después de pensarselo durante unos cinco minutos (con pausa para el café), habían decidido añadir filas de asientos a sus aviones, para que cupiese más gente y así abaratar costes... Resultados: Para empezar, una incomodidad de la leche (y no sólo para los altos, creedme). Lo siguiente son retrasos en los vuelos, pues aumenta considerablemente el tiempo de meter a más gente y más maletas (no sólo por ser más, sino porque también se reduce el espacio de maniobra)... Y lo peor, no caben las maletas de todos (con las dimensiones establecidas) en cabina... Con lo cual se necesita todavía más tiempo, para bajar las que no caben a la bodega... Es decir, una puta mierda.

Me saldrá alguno con que se pueden elegir asientos más amplios... Pues sí. Pagando 10 euros más. Pero es que ahora, no sólo hay que pagar por elegir un asiento más amplio como era habitual... Es que hay que pagar (2 euros) por elegir cualquier asiento, sea amplio o no (lógicamente, puedes no elegirlo y que sea el azar el que decida en qué "hueco" te meterás). Pero ahí no acaba la cosa. Resulta que en Vueling ¡¡hay que pagar por pagar!! Y esto no es una expresión. Me refiero a que, para comprar el vuelo tienes que pagar una tarifa extra, que va desde 4,5 euros a 8,5 euros, dependiendo de la tarjeta que utilices (te saldrá gratis pagar por tu vuelo sólo si lo compras con la Visa Vueling)... Y esto por no hablar de los 20 euros que te cobran ahora si facturas una sóla maleta (antes permitían llevar gratis 20 kilos, que ya era poco), aunque también es cierto que esto lo han decidido hacer todas.

En definitiva, amigos. Un auténtico escándalo el cambio radical que ha dado Vueling. Ahora más incómodo, con más retraso, mucho más caro... Y sí, mucho menos divertido... Y no hablo de una única experiencia: En el viaje de vuelta desde Barcelona, aunque no tuve que bajar la maleta a la bodega, mi asiento volvía a ser de unas dimensiones casi cómicas, y el retraso esta vez llegó a la hora y media...

Si podéis elegir, no dudéis pagar algo más por evitaros un mal trago casi asegurado. Hacedlo por vuestras piernas, o por aquellos que como yo, no podemos elegir... Y ya sabéis "Fly hoy, means Fucking..."

N. de A. Momentos después de escribir este artículo me compré otro vuelo a Barcelona...

domingo, 12 de octubre de 2008

La F1 se adelantó media hora para darme la razón

Esta entrada se la dedico a todas aquellas personas que en algún momento de su vida han creído con tanta seguridad en algo, en su verdad, que estaban completamente cegados ante la posibilidad de que ese algo tuviese una alternativa posible, que fuese de otra manera. Amigos, uno más uno, por suerte, no siempre es igual a dos (ni a siete...). A lo largo de mi vida yo lo he aprendido a base de apuestas multimillonarias (he llegado a perder mucho dinero... Más del que ganaré en toda mi vida... ¡Y no me preguntéis cómo!...). A veces es mejor callar, escuchar, pensar, dudar, y luego comprobar... Y por una vez, por una gloriosa y perfecta vez, los planetas se han alineado para darme la razón de la forma más cojonuda y, lo que es mejor, perfectamente demostrable ante los atónitos ojos de los que me la quitaron...

Sí amigos. Hoy os dedico este artículo por haberme hecho sentir ayer tan cojonudamente bien. En serio. Es difícil expresar con palabras... O a lo mejor no... A ver, como es esto...

¡¡¡¡¡YO TENÍA TODA LA PUTA RAZÓÓÓÓN!!!!! ...
¡Ostia ya!


En fin. Nada más. Tampoco quiero hacer leña del árbol caído (claro que no, en todo caso haría tablero aglomerado... ¡JA!). Sólo recordaros que sois todos unos mierdas y yo soy el puto amo y tenía razón (y la sigo teniendo). Y otra cosa: ¡Zas! En toda la boca...

lunes, 18 de agosto de 2008

La (incierta) Leyenda de San Caetano

Según contaba la leyenda, transmitida de generación en generación por bardos inagotables en noches infinitas, "se non ligas en San Caetano, non ligas en todo o ano"... Algunos rezaban porque la maldición no se cumpliese, pues en esa noche mágica bajo las estrellas y las copas de altos eucaliptos, la labor del cortejo debía efectuarse bajo la mayor precaución, cuidando de no toparse con algún borracho violento, con alguna hembra desfigurada, o, en el peor de los casos, con alguna trampa mortal en medio de la oscuridad de la noche, que te llevase arrastrando el trasero por una cuesta sin fín, plagada de matojos llenos de pinchos de los que casi era imposible escapar...

Había pasado ya más de una semana desde aquellas fiestas de San Caetano, en Portosín, y los más cuerdos todavía recordaban el fervor vivido en aquellas noches de desfase, vicio y perversión... Vino a voluntad para viajar al calor de la incesante música, luces de colores que intentaban iluminar el claro del bosque, y una polvareda inmensa, levantada por los bailes de la masa humana, que aseguraban que al día siguiente, la respiración fuese más difícil que después de varios días viviendo en Pekin...

Y en aquella marea de gente, había un grupo de intrépidos muchachos, veteranos en mil batallas, listos para cumplir la tradición o morir en el intento. Algunos, tras varias horas de incesantes acechos, consiguieron su vital cometido. Otros, cual amante de la naturaleza que deja escapar su presa una vez conseguida, decidieron quedarse a mitad de camino, tentando a la suerte que predecía la famosa leyenda... Muchos, en un momento de despiste, desaparecieron para siempre como se describía antes, en las profundidades de la maleza...

Pero a pesar de las bajas, a pesar incluso de que algunos no pudieron (o quisieron) cumplir con la profecía, el recuerdo de aquellas noches permanecerá por los siglos de los siglos, en los escritos más longevos de civilizaciones venideras, pues aquellas fiestas de San Caetano, aquel claro en el bosque de eucaliptos en la cima de la montaña a orillas de la Ría de Noia, aquel vino peleón que los presentes se tiraban unos a otros cuando ya no les cabía más en el cuerpo, aquel polvo que ascendía desde el suelo a las fosas nasales... Todo ello, creaban un ambiente único, irrepetible, extraordinario...

Aunque quizá también haya que pensar (pues cabe la posibilidad) que aquellas mágicas e irrepetibles noches, puedan caer irremediablemente en el olvido en poco tiempo, cuando el recuerdo se borre de la mente de la gente con más alcohol, o cuando los mismos muchachos repitan, al año siguiente, otras noches mágicas, cumpliendo (o intentando cumplir) con la leyenda de San Caetano...

viernes, 8 de agosto de 2008

Del Cielo de Cambados, al Infierno de Catoira...

El sol había salido hacía tiempo, y ya pegaba con fuerza en las calles de Cambados. Las gaviotas, hartas de graznar (o como coño quiera que se llame lo que hacen), flotaban tranquilas, dormitando al ritmo de las olas, ahora que la fiesta se había terminado y podían descansar. El paisaje era desolador. Parecía como si un tornado hubiese entrado de lleno en un basurero, desperdigando las bolsas y su contenido por todas partes. Las atracciones de la feria, cerradas a cal y canto, asustaban a cualquiera, aún a plena luz del día. En algunas calles, un fuerte olor a amoníaco, marcaba las zonas de "receso" de la ciudad.

Cuatro sombras caminaban, con rumbo fijo pero cansado, entre las atracciones y las bolsas de botellas a medio terminar. Los brazos caídos, los ojos entrecerrados, la boca seca... Aquellos indicios indicaban que esos hombres no eran de los madrugadores.

Miraron a una zona del palmeral por el cual estaban pasando. En aquel rincón se habían pasado una buena hora hablando con una médicas recién licenciadas, manteniendo conversaciones interesantes y divertidas, que camuflaban sus verdaderas e inconscientes intenciones reproductivas... En aquel otro rincón, fue donde ellos mismos abastecieron sus atrofiados hígados, buscando estar en el nivel de euforia reinante, antes de dirigirse triunfante a algún garito del pueblo en el que se encontraban.

Siguieron caminando por el paseo marítimo durante unos minutos. Mirando al mar, recordaron algunos momentos de la dura noche pasada. El ligoteo en el palmeral; el "rescate" de un peluche en un puesto de la feria, cuando los secuestradores miraban a otro lado; el momento confuso en las atracciones, dando vueltas hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, y hasta en diagonal... Después de un buen rato, con las últimas fuerzas, llegaron al coche, aparcado a orillas del mar. Un lugar peligroso si se viene en ese estado (de cansancio).

Las energías volvieron con algo de comida que encontraron por ahí, y la música a todo meter. De pronto alcanzaron un nivel de euforia curioso, seguramente causado por la droga que es el sueño. En ese estado estaban cuando un Ford Focus trujing se paró a su lado, y viendo la marcha que llevaban los cuatro chicos, les dijo que fueran a otra fiesta... La fiesta de Catoira...

Al principio no estaban muy convencidos de la idea. Pero a los pocos minutos, como arrastrados por una fuerza invisible, se metieron en los coches, y salieron con lo puesto hacia la famosa fiesta de Catoira, sin saber en realidad lo que allí les aguardaba...

La idea que tenían es que tardarían unos cinco minutos en llegar, pues supuestamente estaba al lado... Cinco minutos después, todavía les quedaba otros 25 para llegar al pueblo vecino. La monotonía del coche, unido a que eran las diez de la mañana y no habían pegado ojo en 24 horas, hacía peligrar la seguridad de los protagonistas... Algún volantazo por aquí, unos cuantos claxones por allá, las bandas sonoras de los lados de la carretera, y los gritos de los copilotos, evitaron la tragedia...

Por fin en Catoira, se dispusieron a pasar unas cuantas horas más de fiesta desenfrenada. Dejaron los coches y fueron caminando hasta la zona de la fiesta, situada en un paraje extraordinario, a pesar de que alguien tuvo la grotesca idea de poner un puente por encima de la zona. Los restos de unos torreones del medievo se alzaban majestuosos en la rivera del río,guardando el paisaje verde y azul, sólo manchado por el citado puente de la nacional que lo sobrevuela. Un paisaje majestuoso.

Tras tres horas en aquel lugar, los torreones podían ser de oro con incrustaciones de zafiros y rubíes, las colinas de nata y el río de chocolate. Daba lo mismo, porque allí fiesta, lo que se dice fiesta, no había. Sólo había un Sol del tamaño de la bola de la Fuerza Universal de Son Goku... Sedientos, cansados, al borde de la lipotimia, los cuatro amigos esperaban el momento álgido de la fiesta, con más fé que esperanzas de que aquello pudiese darles ganas de celebrar lo que fuese... La ingente cantidad de personas que se acumulaban en ambas orillas del río parecía indicar que aquello iba a ser la repera. Y entonces, por fin llegó el esperado momento, para el cual estuvieron esperando tres horas, al sol, sin comida ni bebida... Bueno, sólo la bebida de la noche anterior... El espectáculo ya podía ser bueno.

Tres barcos de apariencia vikinga, gente vestida de vikinga a bordo con más copas encima que una baraja española gritando como desgraciados, una vuelta por delante de los cientos de personas que observaban el percal y (sisi) aplaudían y animaban a los que iban en los barcos, el desembarco delante de varias cámaras de televión, revolcándose por el barro y tirando algas a la gente, y... Y nada más. Ya está. Aquello fue todo.

Medio inconscientes, con la sensación de que todo aquello era un sueño de los raros, casi sin poder pronunciar palabra tras lo que acababan de presenciar, los cuatro amigos se levantaron, y sacando fuerzas para huir de aquel lugar, se marcharon comentando la situación, verificando que lo que acababa de pasar, era real.

De camino al coche, un reportero de televisión seguido de un cámara, viendo el miedo en sus caras, les paró para hacerles unas preguntas, que pueden resumir el sentimiento que se les quedó después de aquello, cuando pasaba de la una de la tarde...

Periodista: ¿Primera vez en Catoira?
Individuo: Si...
P: Y ¿que te ha parecido?
I: Impresionante... No tengo palabras...
P: Pero... ¿Te ha gustado?
I: Pues bueno... Que tanta gente venga hasta aquí para ver a 40 frikis borrachos revolcarse por el barro, es algo increíble...
P (pensando, con media sonrisa en la cara): Algo de razón tiene...
I: ...bueno, es una tradición y eso es lo importante...
P: Aham... ¿De dónde eres?
I: De...

miércoles, 14 de mayo de 2008

R4: El Resurgimiento

Muchos habréis escuchado rumores desde hace algunos días. Un ruido constante, cada vez más fuerte. Y con razón. Esos rumores no eran producto de vuestra imaginación. Y hoy, desvelaremos su fuente. El motor del mítico Renault 4 TL (tunned by Diego), vuelve a hacer vibrar las calles de Santiago. Y BloGui-J está aquí para contaros, con todo lujo de detalles, cómo es la nueva cara de nuestro querido "4 latas".

¡¡Rrruuuuummmmm!!

Todo empezaba cuando, el pasado mes de Septiembre de 2007, una serie de circunstancias (que relatábamos aquí) llevó al vehículo al taller, con muy mala pinta... Las consecuencias de aquel accidente las contábamos en esta entrada, en la que veíamos con tristeza el estado en el que había quedado el pequeño bólido rojo...

Pero poco después, un atisbo de esperanza aparecía en el horizonte. Parecía que finalmente, el "4 latas" saldría de su trágico destino. Y lo haría con mejor cara que nunca. A mediados de Febrero, BloGui-J (quién sino) contaba cómo estaban yendo las reparaciones, bastante avanzadas ya. Parecía que pronto podríamos disponer de un vehículo completamente renovado. Pero el tiempo pasó, y parecía que los arreglos se hacían de rogar.

Hasta hace algo más de una semana, cuando el mítico sonido de su motor volvió a mis oídos, unos ocho meses después de la última vez que había rodado con él... Y ya sin más preámbulos, aquí está el resultado de esa espera. Creo que ha merecido la pena...

¡¡Diprichiiiiiiiiii!! (Canción del GT4)

Como se puede apreciar, los cambios son evidentes... Pero mejor lo vemos con más detalle.

La diferencia más clara tras el primer vistazo, incluso respecto al 4L sin la torta encima, es que ahora el coche brilla. Se ha pintado completamente de nuevo, tanto por fuera, como por dentro, como (lo más importante) por debajo, pues se le ha aplicado una capa de pintura negra antióxidante, uno de los mayores problemas anteriormente.

Recordemos que el óxido había corroído gran parte de los bajos, hasta tal punto que en algunas zonas había agujeros a través de los cuales se veía el asfalto... Ahora, ya no más "coche de los Picapiedra", pues los bajos están completamente nuevos, y no hay ni rastro de óxido.

Como tampoco observamos, lógicamente, los antes comunes bollos por toda la carrocería. Ahora ésta apenas presenta anomalías, salvo algún detalle insignificante en los parachoques.

Para terminar con el exterior, destacar también que las llantas han sido pulidas y pintadas, y los neumáticos cambiados. Esto le da al vehículo una cara completamente distinta (las llantas son el espejo del alma del coche).

Quizás el único detalle exterior que gusta menos (además de los comentados detalles mínimos de los parachoques), son las manillas de las puertas, que han sido sustituidas por unas de plástico negro, en lugar de las metálicas cromadas que había antes, pues esas terminaron completamente destrozadas tras el accidente. Pero bueno, esto se puede cambiar más adelante.

Pasemos adentro. Sin duda, lo que más llama la atención nada más abrir la puerta del coche, es la nueva "tapicería" que le han puesto, obsequio del taller... La antigua tapicería estaba ya en las últimas, fruto de más de 23 años de uso, pero quizás se excedieron un poco al ponerle estas nuevas fundas...













Nuevo R4, ahora con Airbag lateral...

Bueno, a ver, tampoco son TAN feas. Quitándole el rollo de "Airbag", y el logotipo tribal (sísí, debajo pone "Racing", sólo le faltaba poner "jañán"), aún son chulas... Vale, todos os habéis fijado en el rollo de burbujas... Eso mejor no lo mencionamos...

Continuando con el interior, hay que indicar que las fotos fueron tomadas nada más salir del taller, y que de ahí salió bastante guarrete, así que veréis que no está tampoco reluciente. Sí más que antes, eso seguro, pero no tanto como podría estarlo.

El cuadro de mandos y el salpicadero son prácticamente idénticos a los anteriores, con la salvedad de que todavía no lleva radio, y las lucecitas del cuadro de mandos son algo distintas. Además, observaréis que el curioso freno de mano (que antes salía de debajo del volante) ya no es como el anterior (alguno recordará que un buen día me quedé con él en la mano cuando lo estaba aparcando...), sino que ha sido sustituido por uno como los de toda la vida, de tirar para arriba con el botoncito. Por cierto, este sí funciona... La mítica palanca de cambios sí que se mantiene, gracias a Dios.

Como ya dije antes, se puede apreciar que el suelo del coche ya no tiene agujeros, y nada de óxido. Además, también le aplicaron el antióxido por dentro. En la imágen el suelo está desnudo. Por encima lleva una capa de goma, más las alfombrillas de siempre.

En el habitáculo principal, por lo demás no hay más variaciones. Bueno, cabe destacar que los limpiaparabrisas ya no hacen el molesto ruido que hacían antes. Nos habíamos acostumbrado a él, y a que la gente se partiese la caja al encenderlos, pero lo cierto es que se agradece que sean más silenciosos...

En cuanto al maletero, si echáis un vistazo a como había quedado antes, veréis un contraste todavía mayor a como está ahora. También aquí se ha pintado la parte del suelo con el antioxidante (más vale de más que de menos), pues era una de las zonas más afectadas por el óxido.

Ya por último, le echamos un rápido vistazo al motor, que comprobamos que está igual que antes, es decir, en perfecto estado. Por supuesto, se han limpiado todas las piezas (aunque se puede ver que aún hay algo de suciedad, fruto del viaje desde el taller, en Orense, hasta casa), y se ha pintado de nuevo su habitáculo, dándole otro punto más de genialidad...

En fin, como habréis apreciado (sobretodo comparando el antes y el después), el trabajo realizado ha sido de orfebrería (como diría el neng), y realmente estamos muy contentos con el resultado. Hay algunos detalles que habrá que ir mejorando, pero la verdad es que, si lo comparamos a cómo había quedado tras el accidente, o incluso a cómo estaba antes del mismo, la diferencia salta a la vista.

Ahora este coche es, como me gusta decir a mí, un verdadero "tuercecuellos", una pieza de colección. Es por ello que no será el coche que use a diario, pues ahora no sólo dispongo de otro, sino que este hay que conservarlo como paño en oro (y viceversa...). Así que, los que recuerden verlo por las calles santiaguesas, no lo verán tan frecuentemente como antes. Ya se sabe, lo bueno si poco, dos veces bueno... Pero eso sí, si lo véis por ahí, saludad...