Esta entrada se la dedico a todas aquellas personas que en algún momento de su vida han creído con tanta seguridad en algo, en su verdad, que estaban completamente cegados ante la posibilidad de que ese algo tuviese una alternativa posible, que fuese de otra manera. Amigos, uno más uno, por suerte, no siempre es igual a dos (ni a siete...). A lo largo de mi vida yo lo he aprendido a base de apuestas multimillonarias (he llegado a perder mucho dinero... Más del que ganaré en toda mi vida... ¡Y no me preguntéis cómo!...). A veces es mejor callar, escuchar, pensar, dudar, y luego comprobar... Y por una vez, por una gloriosa y perfecta vez, los planetas se han alineado para darme la razón de la forma más cojonuda y, lo que es mejor, perfectamente demostrable ante los atónitos ojos de los que me la quitaron...
Sí amigos. Hoy os dedico este artículo por haberme hecho sentir ayer tan cojonudamente bien. En serio. Es difícil expresar con palabras... O a lo mejor no... A ver, como es esto...
Sí amigos. Hoy os dedico este artículo por haberme hecho sentir ayer tan cojonudamente bien. En serio. Es difícil expresar con palabras... O a lo mejor no... A ver, como es esto...
¡¡¡¡¡YO TENÍA TODA LA PUTA RAZÓÓÓÓN!!!!! ...
¡Ostia ya!
¡Ostia ya!
En fin. Nada más. Tampoco quiero hacer leña del árbol caído (claro que no, en todo caso haría tablero aglomerado... ¡JA!). Sólo recordaros que sois todos unos mierdas y yo soy el puto amo y tenía razón (y la sigo teniendo). Y otra cosa: ¡Zas! En toda la boca...