El
sonido se hizo más fuerte, hasta tal punto que las paredes temblaron. La gran parte de los curiosos que miraban por sus ventanas se apresuraron a cerrarlas a cal y canto, y a apagar la luz, tratando de ser invisibles ante la amenaza que se acercaba, inconscientes del peligro que se cernía sobre ellos...

El sonido se hizo
ensordecedor. Eran risas, gritos, gemidos, llantos... Entonces, algo extraño sucedió.
Un grito aterrador, y de repente,
un saco de cemento apareció volando por los aires, saliendo de la nada... La fuerza con la que volaba era tal, que en pleno vuelo
se rompió en mil pedazos, y una polvareda invadió la calle, haciendo todavía más difícil distinguir nada. Entonces,
se hizo el silencio.El polvo fue disipándose poco a poco. Y sólo entonces, por fin se pudo ver el origen de todo aquel alboroto.
Diez sombras se alejaron del lugar de los hechos, con paso no necesariamente rápido, entre risas y gritos. Su destino no estaba claro, pero seguro que
dejarían una senda de destrucción a su paso...------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Horas antes, los peligrosos protagonistas de esta historia se encontraban tranquilamente en casa de uno de ellos...
Todo parecía normal, la típica reunión de amigos, y amigos de amigos, con conversaciones normales, risas normales, gente normal en definitiva. Pero entonces,
una voz misteriosa y seductora entró en sus cabezas, cual canto de sirena en un navío vikingo, atrayendo su atención irremediablemente. La voz recitaba unas
frases encandiladoras, que no podrían ser reproducidas aquí sin perder gran parte de su encanto...
Quizás fueron aquellas palabras provenientes de una dimensión desconocida las que provocaron el posterior
desatamiento de los protagonistas... O quizás fueron
"Las Nuevas Trancas", un tequila de procedencia tan dudosa com

o la originalidad de su nombre...
Pero el caso es que
la destrucción no se detuvo ahí... En algún lugar de la capital, un local nocturno sufriría las consecuencias de este ciclón. La rapidez con la que actuaban era tal, que a pesar de estar abarrotado y contar con ciertas medidas de seguridad, nadie se percató de cómo ni cuándo los protagonistas
se llevaron medio techo por delante, causando el pánico entre la multitud... De aquella masacre,
sólo el hombre más pequeño del mundo pudo salvarse, haciendo gala de una increíble habilidad para pasar desapercibido...
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Una nueva noche caía en Madrid. Algunas voces comentaban nerviosas lo ocurrido la noche anterior. La gran mayoría mantenía el silencio, temerosos. Otros se limitaban a comentar lo ansiosos que estaban por ver el
Chiki Chiki en la gala de Eurovisión... Pero todos temían que se repitiese la masacre.

En un bar de tapas céntrico de Madrid, diez jóvenes amigos tomban unas
cervezas y algo de sidra para acompañar los numerosos pinchos que ofrecían. Poco a poco,
una sombra volvía a caer sobre ellos... La locura les llevaba incluso a ser
"agresivos" entre ellos, y pronto empezaron a lanzarse comida y bebida (o a cebarse los unos a los otros)...
La calma cayó en el grupo por un momento... Pronto
llegaron a otro local. Alguien dijo tiempo después que,
"si se pudiese representar a este variopinto grupo en un bar, sería este". Cuando llegaron
se sintieron extraños. La gente que pululaba por allí podía igualar a los diez malvados protagonistas en cuanto al terror que provocaban al resto de los mortales. Era una especie de
bar de los horrores... Pero para gente como los protagonistas,
aquello era como estar en casa...
Allí, un pobre vendedor de flores fue víctima de los juegos de los protagonistas. Tras una tímida entrada ofreciendo flores al personal, el grupo lo cogió por banda, y lo atrajo en sus redes. Finalmente, no se sabía si el vendedor era víctima del grupo, o si por el contrario había pasado a formar parte de él. Pero lo cierto es que las flores que llevaba el hombre sí se podrían encontrar entre los daños causados...
Tras simpatizar con la gente de aquel curioso bar, y
en pleno apogeo de la noche, decidieron
volver al local de la noche anterior, cual catástrofe natural que siempre se ceba con los países más necesitados... Y una vez más, tentando a su suerte, o tal vez demostrando que la suerte no había tenido que ver,
volvieron a causar destrozos, dejando el cableado del lugar al alcance de la mano, para disfrute de los más borrachos del lugar...
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Poco antes, sin una explicación lógica, el temible grupo fue
invitado a casa de unos inconscientes, que atrajeron a los protagonistas
bajo promesas de ver los pechos más grandes que jamás hubiese visto cualquier persona, animal o cosa...
Y nada más cruzar la puerta de la morada, con ellos entró la destrucción... Haciendo gala de una fuerza descomunal, uno de los protas
arrancó el perchero de la pared, sin mayor esfuerzo, mientras otra
agujereaba el parqué de la casa, sólo con caminar por una de las habitaciones... Era lo nunca visto... Pero
las tetas no aparecieron por ningún lado...
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El fin de semana llegó a su fin, y el grupo, para alivio de los madrileños,
se separó por fin... Atrás quedaron
muchas anécdotas, muchas más de las que aquí se han contado.
Diálogos extraños, hablando de tipos de tableros de madera, fimosis, animales vegetarianos, o de levantar coches entre dos (a pesar de su brutal fortaleza, no fueron capaces de levantar un Smart...),
demostraciones de poderío, no sólo físico o mental, sino también de riqueza, cogiendo taxis hasta para ir a la vuelta de la esquina...
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Tod

o ello es
lo que dice la leyenda, lo que se cuenta que sucedió el pasado fin de semana... Pero
¿cómo diferenciar la realidad del sueño? ¿Cómo creerse lo increíble, lo inimaginable o impensable? ¿Cómo no pensar que todo ello son habladurías, una farsa sin sentido?
Eso, amigos míos, sois vosotros los que tendréis que decidirlo, los que tendréis que averiguar
qué parte es cierta y qué parte no lo es. Qué parte tiene sentido, y cual no... Pero tenedlo claro: La leyenda también asegura que pronto, no se sabe exactamente cuando, pero que en algún momento,
la maldición de este grupo regresará, y caerá en algún otro lugar, causando otra ola de destrucción. Aseguraos de estar lejos cuando ocurra...
O formad parte de ella...