martes, 21 de agosto de 2007

¿Y si viviésemos en la Edad Media? - Capítulo 1º

Capitulo 1: ¡Son "voyers"!

Eran las cinco de la tarde en un caluroso día de Agosto de algún año de la Alta Edad Media, posiblemente cercano al siglo XII después de Cristo. Mientras Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, luchaba vigoroso al frente de las tropas españolas contra los invasores moros, en otro lugar del Reino, lejos de la batalla, y ajenos a estas disputas, dos jóvenes, de unas veinte primaveras cada uno, caminaban con gran regocijo por un sinuoso camino que recorría una colina situada al lado de su pequeño pueblo, rodeado de frondosa naturaleza.

No era la primera vez q recorrian aquel camino, pues todas las tardes, cuando tomaban un descanso de sus duras tareas campesinas, los dos amigos se aventuraban por esta senda en busca de su pequeño escondite, en lo más alto de la colina, desde el que podían observar sin ser vistos, a la más selecta mercancía femenina, que pululaba de un lado para otro de la plaza central del pueblo, frente a la Iglesia. Esa tarde los dos amigos se precipitaban con más ímpetu todavía, pues sabían con certeza qque hoy más que ningún otro día del mes, la plaza estaría repleta, ya que era día de mercado.

- ¡Ah! Por fin hemos llegado, amigo Ricardo. Date prisa o te lo perderás - El primero de los jóvenes ya estaba sentado, admirando el espectáculo; su compañero llegaba algo cansado.
- Maldita sea, Paco. ¿No podías esperarme un poco...? -Ricardo interrumpió sus protestas - ¡Un momento! ¿No es aquella María, la que nos ofreció peras el otro día, en el campillo del monasterio?
-Es cierto - exclamó Paco entre risas - Que degeneraos...
-Seeee - Ricardo se tumbó rápidamente al lado de su amigo.
-Pues yo prefiero aquella de allí - dijo Paco, señalando hacia una chica que acababa de aparecer en la plaza, y que aparentaba no haber pasado la mayoría de edad.
-¿Te refieres a tu vecina? Pero si es mucho más joven que tú.
-¿Qué dices? A ver, a partir de los 15 ya están en la flor de la vida...
-Bah- Ricardo parecía contrariado-A mí me gustan más maduras.
-Si, ya. Como la duquesa, ¿no? - Paco señalaba entre risas a una mujer que se bajaba con aires de grandeza de un hermoso carro tirado por caballos.
-Bueno, tampoco delires-Ricardo giró la cabeza, justo para ver salir de una casa a otra hermosa mujer- ¡Anda! Mira quien está ahí. Tu amor platónico...
-¿Quién?-Paco buscó nervioso en la direccion en la que miraba Ricardo-Ossstia...Marta... Es que es mucha mujer.
-Joer. No entiendo porqué todos estáis tan empalmados con ella. Tampoco es tanta cosa.
-Es una diosa-Paco seguía mirando hacia Marta embobado. Depronto despertó, cambiando de tema - ¿Y qué pasa contigo? Desde que hemos llegado no has alabado a ninguna fémina, y eso que hoy la plaza está llena.¿Es que piensas salir de la alacena? ¿Te atraen ahora los hombres, amigo del cereal? - Paco adoptaba ahora un aire jocoso.
- ¡Qué cabrón! - Ricardo se abalanzó con un gesto rápido sobre Paco, pero una figura oscura salió de entre unos arbustos cercanos, interrumpiendo la pelea.
- ¡Joven, no blasfemes! -El hombre que acababa de salir de su escondite se sacudió y alisó su sotana.

Los dos jóvenes amigos, asustados por aquella aparición, recuperaron la compostura de un salto, y exclamaron casi al unísono al reconocer a aquel cura:
- ¡Padre Jacobo!

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