Si hay una cosa que tenéis que saber, es que yo puedo escribir de puta madre... Bueno, vale, no para el Nobel, pero no escribo mal del todo... Pero lo cierto es que a mi la inspiración me va por rachas, como ya dije en el primer post de este blog. Y estos días la verdad es que estoy atravesando una racha algo negativa. Vamos, que no tengo muchas ganas de escribir. Pero bueno, ya vendran los días en los que se me ocurran varias ideas diarias, así que no os preocupéis, que va a haber BloGui-J para rato...
Ahora voy a proceder a contaros eso que os iba a contar el otro día, y que por causas desafortunadas se perdió en algún lugar digital (que a todo esto, la materia ni se crea ni se destruye, ¿pero a donde va toda la mierda informática que echamos a la papelera de reciclaje, que luego vaciamos, pensando que eso desaparece del mundo real?). Lo malo es que como ya dije, estas cosas mola contarlo una vez, que siempre quedan bien. Volverlo a escribir va a ser como recalentar un plato de Arguiñano (ya no estará rico, rico).
Situémonos para esta historia, en el año 2002, concrétamente en el mes de Agosto. Un año más, me encontraba atravesando media España, subido a mi bicicleta. Era mi segundo Camino de Santiago, y lo hacía ahora con mi amigo Martín, recorriendo los casi mil kilómetros que separan nuestra ciudad de la localidad francesa de Dax.
La noche del duodécimo día de viaje nos encontrábamos en los Montes de León. Allí, en medio de la naturaleza, poco después de encumbrar la Cruz de Ferro (el punto más alto del Camino francés en España), se encuentra el albergue templario de Manjarín. Es uno de los pocos albergues llevados sin ayudas, sólo con los donativos de los peregrinos. Ello lo hace Tomás, el hospitalero, un hombre curioso, muy generoso, que no duda en invitar a todo peregrino que pase a su humilde local, en el que además de cama, ofrece cena y desyuno. A pesar de ello, no es un albergue por el que la gente se pelee, al menos no cuando yo fui (tanto aquel año como el anterior). Esta algo incomunicado y la higiene deja que desear (vamos, que las duchas escasean...) así que la mayoría de peregrinos, muy limpios ellos, pasan de largo...
Pero yo como soy un cochino asqueroso me paré, porque me gusta la atmósfera misteriosa que rodea aquel sitio. Pero vayamos al grano, que me estoy yendo por la tangente...
Aquella noche había unos cuantos peregrinos, cerca de 20, lo cual no está nada mal (el año anterior éramos tres). Pero entre todos ellos, había uno que me llamó bastante la atención. No por su cuerpo fibroso ni su brillante melena (¿¿??). Le llamaban Nico, o algo así. El hombre, tras la abundante cena, no paraba de hablar. Nos contó casi toda su vida, sus trabajos, sus hobbies, sus royos amorosos, etc. Hay que decir que hablaba bien, con profesionalidad. Vamos, que la gente lo escuchaba. Como cuando canta alguien que sabe, que derepente todo el mundo se queda en silencio para escucharlo, como embobados. Esto era más o menos igual.
En una de estas el tío nos dijo en qué trabajaba: Era Jefe de Maketing de Nintendo España. Evidentemente, un friki como yo (a pesar de ser más de Sony) no pudo evitar abrir las orejas de par en par, y bombardear a preguntas: ¿Que como lo consiguió?¿Que había estudiado?¿Si es cierto los rumores de que los hermanos Mario son gays, y que lo de Peach es para guardar las formas?... Todas esas cosas que cualquiera le preguntaría. Nos contó que el siempre había querido trabajar en Nintendo, y que cuando terminó la carrera les envió el currículum, pero que no lo aceptaron. Entonces les escribió diciéndoles que trabajaría unos meses gratis, y que luego si querían que le contratasen. A la pregunta de qué había estudiado, me dijo textualmente: "Pues lo mismo que tú". Y esto, evidentemente, a punto de empezar la carrera, me moló bastante.
Pero la verdad es que, tiempo después de aquel encuentro, pensé de nuevo en lo que había contado aquel peregrino y me entraba la risa. Lo cierto es que suena muy peliculero. Y me dije a mí mismo que el tío este se había flipado un poco, y nos contó la bola para hacerse el interesante. Además, apenas tenía 30 años, parecía muy jóven para ser un Jefe de Nintendo...
Y ahora volvamos al presente. Hace unos días, andaba yo indagando sobre la Nintendo DS. Se la regalaron a un amigo, y el hecho de que la consola me haya quitado unas cuantas horas de estudio por estar jugando a un estúpido juego (Big Brain Academy) de hacer pruebas ridículas y ver cuanto te pesa el cerebro (1310 gramos!!)... Pues que la consola merecía que le echase un vistazo en internet...
Leyendo un artículo por encima, mis ojos fueron a para al nombre de Nico Wegnez. Fue algo extraño. Si me llegan a preguntar un minuto antes como se llamaba aquel hombre que conocí en Manjarín no me hubiese acordado. Incluso si en el texto hubiesen puesto Nicolás en vez de Nico, probablemente tampoco me hubiese fijado. Pero no. Pusieron Nico, y algo sonó en mi cerebro, y pensé "imposible".
Entonces empecé a indagar. Primero, vi una foto. Lo recordaba más joven. Quizá no era él. Luego vi un vídeo en el que aparecía hablando. Tenía un pequeño defecto al hablar, como un seseo. No me acordaba de eso, pero lo cierto es que el Nico peregrino era belga, así que bien podía ser él.
Finalmente encontré la prueba definitiva. Una entrevista, de la web N-Retro, en la que a la pregunta de "¿cómo consiguió entrar en Nintendo?" el tal Nico Wegnez respondía:
"Entré en Nintendo España en Mayo de 1995 recién salido de la universidad. Desde pequeño Nintendo ha sido mi pasión, y cuando empecé mis estudios en Bruselas ya tenía decidido intentar trabajar en Nintendo. Lo de España fue un poco casual: en mi carrera universitaria tuve la suerte de poder viajar y estudiar en Italia y Madrid. Cuando descubrí España en 1994, me enamoré de ella y decidí hacer todo lo posible para volver... y si era posible para trabajar en Nintendo España. Nada más terminar mis estudios, me propuse voluntario al Jefe de Marketing de entonces para incorporarme al departamento durante un periodo de 5 meses, sin cobrar nada, pero con la firme intención de convencer a Nintendo de contratarme. Tuve suerte, me dejaron entrar, y quedarme."
Vamos, que sólo le faltaba decir que en 2002 había hecho el Camino de Santiago y se había encontrado con dos chavales muy majos... Esto, mis queridos amigos, es una historia verídica. Hay testigos presenciales (Martín, si estas escuchando, manifiéstate), y también hay otro a los que les había contado ya el peculiar encuentro, antes de haberlo verificado hace unos días...
Osea, que aquel 31 de Agosto, hace justo 4 años, cuando iba a empezar la carrera, me encontré con el Jefe de marketing de Nintendo España en un albergue perdido en medio del monte, y ahora, precisamente cuando estoy a punto de terminar la carrera (si Dios y Bush quieren), me entero de que esa historia, que creí que era falsa, resulta ser cierta... ¿Destino? ¿Casualidad? O como dice Iker Jiménez, ¿SERENDIPIA? (Mirar el post anterior para saber que diablos es eso).
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