viernes, 2 de enero de 2009

La Verdadera Historia del Toallas

Le llamaban el Toallas...
Tenía un aspecto burdo y tosco, con un claro resto de neandertalismo, como si fuese la prueba viva de que Darwin tenía razón en lo de que el ser humano proviene del mono. El eslabón perdido. Claro que esa enorme cabeza, esas mandíbulas prominentes y esos ojos tan juntos que parece que quieran tocarse, podían ser también una herencia de su madre, una pobre niña con Síndrome de Down que fue violada por su propio hermano cuando apenas se había hecho mujer... De aquella relación fraternal surgió este ser, una burla a la especie humana y un insulto a la evolución...

El Toallas era un ser despreciable. Desde su nacimiento hasta su muerte fue odiado por la mayoría e ignorado por el resto. No sólo nunca tuvo nada parecido a una amistad. Podía pasarse días, semanas, sin tener ningún tipo de contacto humano. Si su aspecto físico o su carencia absoluta de modales no eran suficientes para alejar de él a cualquier ser vivo, el olor nauseabundo que desprendían él y sus pertenencias hacía el resto del trabajo, y mantenía alejadas a las ratas, que se habían acercado creyendo haber visto un suculento saco de basura...

Cuentan que una vez se metió en una pelea, en donde le cayeron dos bofetadas de las que calientan la cara, cortándole un labio. El agresor, que tenía restos de sangre en una mano, tuvo que ir al hospital días después, aquejado de una infección desconocida en el lugar en donde su piel había entrado en contacto con la sangre del Toallas...

Lo del nombre, el Toallas, es una verdadera incógnita. Unos dicen que le llaman así porque en el colegio sus compañeros le solían perseguir con toallas, usándolas como látigos mientras él lloraba desconsolado. Otros dicen que el nombre le viene desde que era pequeño (y hasta los 15 años), cuando sus cuidadores usaban toallas para envolverlo, en vez de pañales, por lo mucho que cagaba el niño... Luego usaban esas mismas toallas para secarle, si es que alguna vez lo lavaban...

Este ser tan triste, tan desgraciado, tendría un final digno de su persona, igual de triste, igual de desgraciado. Fue en carnavales, un año en el que el Toallas se había disfrazado de soldado del Ejército. Era su sueño, ser soldado e ir a la guerra. Había intentado ingresar en varias ocasiones, pero lo habían rechazado por inepto, diciéndole que la única posibilidad que tenía de entrar en el Ejército era si le usaban de munición, lo cual tampoco era posible, pues hoy por hoy no se permiten las armas de destrucción masiva...

Así que el Toallas se disfrazó de soldado, y se paseaba muy orgulloso por la calle. Al llegar a una esquina, se dio cuenta de que uno de sus zapatos se había desabrochado, así que se agachó para atarlo, apoyándose en una farola. Unos niños disfrazados de Tortugas Ninja, buscando un posible malhechor, se acercaron sigilosamente por detrás y desenfundaron sus armas, creyendo que el Toallas era un esbirro de Krang (el cerebro malvado). Entonces, el que iba de Donatello, levanto su vara de madera, y lanzó una estocada directa al trasero del Toallas, con tan mala suerte que el golpé fue directo a la pistola cargada que el infraser llevaba en su cinturón. La pistola se disparó, y la bala se alojó en el fémur del Toallas, que cayó al suelo al momento.

Los niños, creyendo que se trataba de un petardo, decidieron seguir con el juego, y comenzaron a darle mamporrazos con sus armas de plástico, al tiempo que tarareaban la canción de su serie favorita. Mientras, el Toallas se desangraba impotente, tratando de musitar gritos de socorro. Como apenas sabía hablar, la gente que estaba alrededor pensaba que estaba jugando con los niños, haciendo de malhechor deficiente.

Cuando los niños se cansaron de darle puñetazos y patadas a su víctima, se fueron corriendo perdiéndose en la multitud, y el Toallas se arrastró como pudo hasta un portal. Un charco de sangre empezó a rodearle. De pronto, oyó el sonido de unas monedas. Se las había lanzado una pareja, que se había asombrado pensando lo logrado que estaba el disfraz de soldado malherido en guerra biológica que llevaba. Alzó una mano temblorosa buscando ayuda, pero sólo consiguió un euro más, y que la chica se pusiese a su lado para que su novio le hiciese una foto...

La mirada se le nublaba. El Toallas pudo ver toda su triste y corta vida pasándole por delante, como en una película, o más bien un cortometraje. Antes de perder del todo la consciencia, pudo distinguir a un invidente que, buscando un lugar para hacer sus necesidades, había llegado a su lado por el olor, pensando que estaba en algún lugar de deshechos. El Toallas no pudo ni siquiera moverse para avisar al ciego, quien descargó sus fluidos en su amorfa cara desde la primera a la última gota, para luego alejarse sin más, mientras la penosa e innecesaria existencia del Toallas se terminaba para siempre, dando la razón a la selección natural y alivio al resto de la humanidad...

N. de A. Lo arriba escrito es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

sisi.... asi qeu te pego ehh, que rarooooo, yo tb te pegaria!

Gui-J dijo...

Jajajaajaj
Joer, como es posible sacar esa conclusion del texto??? Tanto se nota??
Na, fue un reparto de puntos... Tampoco quiero entrar en detalles, pero digamos que, por una vez, se las merecía más el otro que yo (hay testigos :P).

Anónimo dijo...

Ana te quiere pegar.

Anónimo dijo...

joe, i como es posible sacar la conclusion de que soi io con un comentario anonimo??tanto se nota?? (pero si ia escribí una "y" i todo!)
pd.ricardo?!? eres un traidor!!?? ¬¬