Han sido muchas las veces que he hablado con amigos compostelanos sobre la famosa construcción de la Ciudad de la Cultura, que está teniendo lugar en estos momentos en el Monte Gaiás, en Santiago, y que empezó hace ya más de 8 años. Este macroproyecto ha sido criticado desde sus inicios principalmente por dos cuestiones importantes:
- La primera, su astronómico presupuesto. En un principio se situaba sobre los 100 millones de euros. A día de hoy ya se estima en casi 400 millones, lo cual supone una inversión brutal para una economía gallega que no está para tirar cohetes.
- La segunda, que nunca estuvo del todo claro para qué lo íbamos a utilizar. Sí, el rollo cultural está muy bien, pero ¿realmente hace falta tal despliegue? Y decirle a la gente que vas a gastar semejante cantidad de dinero en algo que no sabemos para qué lo queremos, quedaba un poco mal.
Así que la mayoría de la gente con la que hablaba sobre la Ciudad de la Cultura, eran más bien detractores del proyecto, o al menos dudaban de si aquello realmente merecía la pena. Es por ello que, en mi habitual actitud crítica y que cuestiona todo lo que me rodea (vamos, que me gusta llevar la contraria), al oir tantas palabras en contra del proyecto, decidí ponerme de su parte, y defender que aquello era algo grande, importante, y que en el futuro iba a suponer un cambio radical para nuestra ciudad.
Santiago es una ciudad pequeña, pero con enormes posibilidades. Gracias a la Catedral y al Camino, Santiago es un punto turístico de referencia en España y Europa, y presenta eventos y características propias de una ciudad grande, a pesar de contar con apenas cien mil habitantes. Pero también es cierto que, quitando la catedral, Santiago no es más que un pueblo, un recóndito y curioso lugar de camino a ninguna parte, al que si vas no es de casualidad.
Así pues, pienso que un proyecto de estas características, que conlleve cierta ambición, puede poner a Santiago en un nivel superior, darle mayor fuerza como ciudad de destino, no sólo de turistas, sino de todo un elenco de personas relacionadas con el mundo de la cultura y la investigación, que es lo que finalmente más capital atrae. Aunque también es cierto que el éxito o el fracaso de la Ciudad de la Cultura, una vez que nos hemos embarcado en su construcción, sólo se podrá verificar con el tiempo. Añado que, cuando en 1887 se empezó a contruir en las entonces afueras de Paris una enorme torre de metal de más de 300 metros de altura, la gente de la zona se horrorizó e incluso pidió que se tirara. Hoy en día, la Torre Eiffel es el símbolo de toda Francia, y las viviendas de los alrededores están entre los más caros del mundo...
Quizá me haya pasado al atreverme a comparar la impresionante Torre Eiffel con nuestra Ciudad de la Cultura. Tampoco es que lo haya hecho, y de hacerlo, siempre añadiría el término "relativamente" (Paris era y es inmensamente más grande que Santiago). O quizá la comparación no sea tan atrevida.
Hace unos días no se me hubiese pasado por la cabeza comparar la Ciudad de la Cultura de Santiago con una obra de reconocimiento mundial. Sí, defiendo que hay que darle un poco de tiempo, creo que en el futuro le veremos las ventajas, y que la gran inversión realizada finalmente habrá cundido. Pero, tampoco era tan optimista como para pensar que el proyecto fuese a ser reconocido más allá de las fronteras españolas.
Como sabréis los que pasais por aquí habitualmente (y si no os lo digo yo), BloGui-J luce una cabecera en la que el fondo es una foto de un edificio en construcción. Sí, esa es la Ciudad de la Cultura. Se pensará ahora que siento una profunda admiración, o incluso devoción, por esta construcción. La realidad es que, durante el pasado año, esa ha sido la vista que he tenido mientras escribía en el Blog, desde mi piso en Santiago. Me pareció buena idea tenerlo en la cabecera.
Así que me he pasado un año con la Ciudad de la Cultura delante. Sólo tenía que apartar la vista del monitor unos centímetros para ver la obra (tarea complicada, pensará alguno). Estaba ahí día y noche, e incluso pude apreciar algunos avances significativos en la construcción... Y sin embargo, no tenía ni la más remota idea de lo que tenía delante. Y como yo, la mayor parte de los compostelanos y gallegos. Y ya no hablemos de los turistas, que si han oido hablar de la Ciudad de la Cultura, ha sido de casualidad, y seguramente por la polémica del elevado presupuesto.
Y entonces, ayer, me encuentro el siguiente vídeo que me deja absolutamente alucinado. Se trata de un episodio del programa Megaconstrucciones (o Megaconstrucsiones, en la versión sudamericana...), un programa conocido para los amantes de Discovery Channel (y que ahora echan en la Sexta), en donde el presentador se dedica a ir por el mundo para visitar las construcciones más impresionantes jamás realizadas por el hombre y, por qué no, ayudar un poco en lo que pueda. ¿A que no sabéis qué impresionante obra describe en el capítulo que aquí os presento?
No tengáis en cuenta lo de "su conocido clima lluvioso"...
Es un vídeo de una hora, dividido en cinco partes (al terminar la primera tenéis que darle a la parte 2/5 y así sucesivamente). A la gente de Santiago y alrededores os va a alucinar. Al resto, supongo que menos, pero también tiene su interés, así que lo recomiendo encarecidamente.
Personalmente, me quedé impresionado. No sólo por la amena forma de contar las cosas que siempre tienen los americanos, con esos gráficos increíbles y un guión encomiable. Me quedé impresionado porque, después de un año con la Ciudad de la Cultura delante de mis narices, ha tenido que venir un yanqui a contarme que lo que tenemos en nuestro patio trasero es una verdadera maravilla, un edificio único en el mundo, y una de las construcciones más increíbles que jamás se haya hecho en Europa. Por momentos me olvidaba que lo que estaba viendo tenía lugar en Santiago, y llegué incluso a avergonzarme por no haber sabido antes muchas de las cosas que se cuentan en el reportaje.
Y entonces pienso, ya terminando, que no soy yo quien debería de sentirse avergonzado, sino las autoridades y los medios de comunicación. ¿Cómo es posible que no haya más publicidad al respecto? ¿Cómo es posible que no haya carteles de la Ciudad de la Cultura por todas partes? ¿Cómo es posible que no se informe mucho más a los turistas de lo que tenemos ahí arriba? ¿Por qué no es ya un atractivo más de nuestra ciudad? ¿Acaso en Barcelona no llevan años enseñando un edificio en obras a los turistas, (y cobrando por ello) que de hecho se ha convertido en símbolo de la ciudad? ¿Cómo es posible que lo único que todos los compostelanos saben de este proyecto es que ha sido carísimo?
Quizá alguien tenga una respuesta lógica a todas estas preguntas, y más que me planteo. Una parte de la ciudad de la cultura se abrirá al público el año que viene, con el Apostol, pero ya como edificio terminado. Lo que se ve en el reportaje, ese alucinante viaje por los esqueletos de los edificios de la Ciudad de la Cultura, no se va a enseñar, cuando, en mi humilde opinión, ver cómo se construye podría ser (como lo es en el caso de la Sagrada Familia, que lleva más de un siglo construyéndose) un poderoso atractivo para los turistas, pues la construcción sólo ocurre una vez en la historia de un edificio, y se crea el efecto "vamos a verlo antes de que termine para poder contarle a nuestros nietos que lo vimos en construcción". Y no sólo estaríamos dándole esa publicidad ahora inexistente, también estaríamos comenzando a financiar ese enorme gasto del que tanto se queja todo el mundo.
Puede que el gasto esté siendo excesivo. No lo sé. Como dije antes, eso sólo se sabrá con el paso del tiempo. Lo que tengo claro es que este proyecto es alucinante, y que estos días me informaré sobre cómo visitar la obra. No quiero ser de los que, dentro de 10 o 20 años, quizá se lamenten por no haber ido a ver en su día cómo se construía la emblemática Ciudad de la Cultura de Galicia.
Santiago es una ciudad pequeña, pero con enormes posibilidades. Gracias a la Catedral y al Camino, Santiago es un punto turístico de referencia en España y Europa, y presenta eventos y características propias de una ciudad grande, a pesar de contar con apenas cien mil habitantes. Pero también es cierto que, quitando la catedral, Santiago no es más que un pueblo, un recóndito y curioso lugar de camino a ninguna parte, al que si vas no es de casualidad.
Así pues, pienso que un proyecto de estas características, que conlleve cierta ambición, puede poner a Santiago en un nivel superior, darle mayor fuerza como ciudad de destino, no sólo de turistas, sino de todo un elenco de personas relacionadas con el mundo de la cultura y la investigación, que es lo que finalmente más capital atrae. Aunque también es cierto que el éxito o el fracaso de la Ciudad de la Cultura, una vez que nos hemos embarcado en su construcción, sólo se podrá verificar con el tiempo. Añado que, cuando en 1887 se empezó a contruir en las entonces afueras de Paris una enorme torre de metal de más de 300 metros de altura, la gente de la zona se horrorizó e incluso pidió que se tirara. Hoy en día, la Torre Eiffel es el símbolo de toda Francia, y las viviendas de los alrededores están entre los más caros del mundo...
Quizá me haya pasado al atreverme a comparar la impresionante Torre Eiffel con nuestra Ciudad de la Cultura. Tampoco es que lo haya hecho, y de hacerlo, siempre añadiría el término "relativamente" (Paris era y es inmensamente más grande que Santiago). O quizá la comparación no sea tan atrevida.
Hace unos días no se me hubiese pasado por la cabeza comparar la Ciudad de la Cultura de Santiago con una obra de reconocimiento mundial. Sí, defiendo que hay que darle un poco de tiempo, creo que en el futuro le veremos las ventajas, y que la gran inversión realizada finalmente habrá cundido. Pero, tampoco era tan optimista como para pensar que el proyecto fuese a ser reconocido más allá de las fronteras españolas.
Como sabréis los que pasais por aquí habitualmente (y si no os lo digo yo), BloGui-J luce una cabecera en la que el fondo es una foto de un edificio en construcción. Sí, esa es la Ciudad de la Cultura. Se pensará ahora que siento una profunda admiración, o incluso devoción, por esta construcción. La realidad es que, durante el pasado año, esa ha sido la vista que he tenido mientras escribía en el Blog, desde mi piso en Santiago. Me pareció buena idea tenerlo en la cabecera.
Así que me he pasado un año con la Ciudad de la Cultura delante. Sólo tenía que apartar la vista del monitor unos centímetros para ver la obra (tarea complicada, pensará alguno). Estaba ahí día y noche, e incluso pude apreciar algunos avances significativos en la construcción... Y sin embargo, no tenía ni la más remota idea de lo que tenía delante. Y como yo, la mayor parte de los compostelanos y gallegos. Y ya no hablemos de los turistas, que si han oido hablar de la Ciudad de la Cultura, ha sido de casualidad, y seguramente por la polémica del elevado presupuesto.
Y entonces, ayer, me encuentro el siguiente vídeo que me deja absolutamente alucinado. Se trata de un episodio del programa Megaconstrucciones (o Megaconstrucsiones, en la versión sudamericana...), un programa conocido para los amantes de Discovery Channel (y que ahora echan en la Sexta), en donde el presentador se dedica a ir por el mundo para visitar las construcciones más impresionantes jamás realizadas por el hombre y, por qué no, ayudar un poco en lo que pueda. ¿A que no sabéis qué impresionante obra describe en el capítulo que aquí os presento?
No tengáis en cuenta lo de "su conocido clima lluvioso"...
Es un vídeo de una hora, dividido en cinco partes (al terminar la primera tenéis que darle a la parte 2/5 y así sucesivamente). A la gente de Santiago y alrededores os va a alucinar. Al resto, supongo que menos, pero también tiene su interés, así que lo recomiendo encarecidamente.
Personalmente, me quedé impresionado. No sólo por la amena forma de contar las cosas que siempre tienen los americanos, con esos gráficos increíbles y un guión encomiable. Me quedé impresionado porque, después de un año con la Ciudad de la Cultura delante de mis narices, ha tenido que venir un yanqui a contarme que lo que tenemos en nuestro patio trasero es una verdadera maravilla, un edificio único en el mundo, y una de las construcciones más increíbles que jamás se haya hecho en Europa. Por momentos me olvidaba que lo que estaba viendo tenía lugar en Santiago, y llegué incluso a avergonzarme por no haber sabido antes muchas de las cosas que se cuentan en el reportaje.
Y entonces pienso, ya terminando, que no soy yo quien debería de sentirse avergonzado, sino las autoridades y los medios de comunicación. ¿Cómo es posible que no haya más publicidad al respecto? ¿Cómo es posible que no haya carteles de la Ciudad de la Cultura por todas partes? ¿Cómo es posible que no se informe mucho más a los turistas de lo que tenemos ahí arriba? ¿Por qué no es ya un atractivo más de nuestra ciudad? ¿Acaso en Barcelona no llevan años enseñando un edificio en obras a los turistas, (y cobrando por ello) que de hecho se ha convertido en símbolo de la ciudad? ¿Cómo es posible que lo único que todos los compostelanos saben de este proyecto es que ha sido carísimo?
Quizá alguien tenga una respuesta lógica a todas estas preguntas, y más que me planteo. Una parte de la ciudad de la cultura se abrirá al público el año que viene, con el Apostol, pero ya como edificio terminado. Lo que se ve en el reportaje, ese alucinante viaje por los esqueletos de los edificios de la Ciudad de la Cultura, no se va a enseñar, cuando, en mi humilde opinión, ver cómo se construye podría ser (como lo es en el caso de la Sagrada Familia, que lleva más de un siglo construyéndose) un poderoso atractivo para los turistas, pues la construcción sólo ocurre una vez en la historia de un edificio, y se crea el efecto "vamos a verlo antes de que termine para poder contarle a nuestros nietos que lo vimos en construcción". Y no sólo estaríamos dándole esa publicidad ahora inexistente, también estaríamos comenzando a financiar ese enorme gasto del que tanto se queja todo el mundo.
Puede que el gasto esté siendo excesivo. No lo sé. Como dije antes, eso sólo se sabrá con el paso del tiempo. Lo que tengo claro es que este proyecto es alucinante, y que estos días me informaré sobre cómo visitar la obra. No quiero ser de los que, dentro de 10 o 20 años, quizá se lamenten por no haber ido a ver en su día cómo se construía la emblemática Ciudad de la Cultura de Galicia.
1 comentario:
Visitar la ciudad de la cultura es gratis, sólo tienes que apuntarte de un día para otro en un grupo, con guía y todo.
Yo ya he estado allí, y es bastante impresionante, aunque creo que la falta de inyección de capital por parte de papá estado, va a hacer que se quede a medias.
Galicia sola no puede pagar semejante construcción. Aún le queda mucho que todavía no se ha empezado a levantar el último edificio.
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