El Erasmus fue, para mí, una de las mejores experiencias que he tenido la suerte de vivir. Esto es algo con lo que coincido con mucha gente que también se pudo ir de Erasmus. Al margen de las fiestas, el desfase, el vicio y la perversión por la que este programa universitario ha alcanzado tanta fama, lo cierto es que es algo que te llega muy adentro, que te forma como persona, y que te hace ver la vida desde una perspectiva completamente nueva y diferente, imposible de ver de otra forma. El Erasmus es una puerta hacia una nueva forma de vida, no sólo durante los meses que se pasan en el extranjero, sino por el resto de la vida de los que participan en el programa.
Así pues, debido a que el Erasmus es una experiencia enriquecedora, no sólo a nivel personal sino también a nivel educativo y profesional, es lógico que las universidades de toda Europa se vuelquen en ampliar y mejorar la oferta Erasmus para que todos o la mayor parte de sus alumnos que quieran irse puedan hacerlo. Ese es uno de los principios fundamentales del programa desde que se creó: Permitir y facilitar la estancia de alumnos europeos en otros países de Europa.
Pero en la Universidad de Santiago de Compostela (entre otras universidades españolas según tengo entendido) han decidido cargarse ese principio fundamental, sin razón lógica o aparente. Hablo concretamente del caso de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Y es que, parece ser (pues en otras facultades de esta misma universidad esto no pasa), que irse de Erasmus no sólo depende de en qué universidad estás, sino también de lo que estudies.
En la Facultad de Empresas y Económicas han decidido de buenas a primeras poner una nota de corte para poder irse de Erasmus. Es decir, que sólo se podrán ir de Erasmus aquellos que superen una nota media de la carrera que ellos decidan. Esto va en contra de los principios de los que antes hablabamos, además de carecer absolutamente de ningún sentido. Me explico. Este nuevo invento, que se ha implantado el año pasado, ha supuesto que muchas (la mayor parte) de las plazas Erasmus que se ofertan en esta facultad han quedado vacantes, y ello a pesar de la gran demanda que siempre hay en la facultad.
Así que, mientras otros años se llenaban todas las plazas y se protestaba porque había gente que se quedaba sin Erasmus porque no había suficiente oferta, ahora sobran las plazas... Pero se queda todavía más gente sin Erasmus por el capricho de la administración. ¿Qué sentido tiene esto? Si, como decíamos antes, el Erasmus supone un enriquecimiento para el alumno, lógicamente esta medida va en contra del bien del alumnado. La universidad está impidiendo una mejora del currículum de sus alumnos, y lo hace conscientemente.
Y ante la falta de una explicación lógica y coherente por parte de los autores de esta absurdez, nosotros trataremos de buscar una razón, algo que nos ayude a entender el por qué de que decenas de alumnos no puedan cumplir el sueño que una vez cumplió Erasmo de Rotterdam, y que tras años de esfuerzo para conseguirlo, ahora se destruya ese espíritu.
La primera razón que se nos ocurre, es que quieran premiar a los que hayan sacado mejores notas, dándoles el privilegio a ellos para irse fuera. Esto tendría sentido en otro tipo de becas más minoritarias, pero no en este programa, que defiende precisamente la igualdad de todos los alumnos para irse. Es como si se negase (o se dificultase) a un alumno de peores notas poder aprender inglés o informática, dos herramientas imprescindibles hoy en día. No tiene sentido dificultar el acceso al programa.
Otra razón que puede barajarse es que, cuanta menos gente se vaya, más dinero les tocará a los que puedan irse... Esto es todavía más absurdo, y espero que sólo se me haya ocurrido a mí (aunque en efecto, es así). Es cierto que la beca que se estaba dando en los últimos años era irrisoria (apenas 100 euros mensuales en algunos casos), pero si hay un número de plazas asignadas, la solución está en que la administración aporte más recursos al programa, no que se impida de forma dictatorial el acceso a las plazas.
Un tercer motivo podría ser que la universidad esté tratando de mejorar su imagen en el extranjero, y que por ello sólo envíe alumnos medianamente buenos para tratar de reducir el fracaso de sus alumnos en tierras extranjeras... Otra medida que reitera en el incumplimiento de los principios del Erasmus. Además, son pocos los Erasmus que yo he conocido que hayan fracasado estrepitosamente en su salida, y aquellos que lo han hecho, no necesariamente era "malos" alumnos en su universidad de origen. Por otro lado, tengo entendido que cada universidad tiene derecho a enviar alumnos en función de los que recibe. Así pues, si están impidiendo que alumnos de aquí se vayan al extranjero, están privando a esos alumnos de un derecho que les pertenece por el mero hecho de formar parte de su universidad.
Ya para terminar, comentar el caso del programa Sicúe-Séneca. Dicho programa tiene por un lado la movilidad del alumnado (Sicúe), y por otro el dinero de la beca (Séneca). Para poder recibir dicho dinero es necesario tener una media superior a una nota de corte, pero la movilidad la conceden mientras queden plazas, aunque no se supere la nota de corte. Mientras queden plazas libres, nunca se impedirá a un alumno participar en el programa de movilidad. En el caso del Erasmus, también existe dicha diferenciación entre beca (Erasmus) y movilidad (Sócrates), aunque en la mayoría de los casos (y dado que la beca es muy pequeña) se dan las dos cosas juntas automáticamente... Si quieren premiar de alguna forma a los buenos alumnos (o "castigar" a los malos), ¿por qué no toman en el Erasmus la misma medida que en el Sócrates?
En fin, no creemos que desde aquí podamos cambiar mucho las cosas. Pero los autores de esta absurda medida deberían recordar que el programa Erasmus se creó con el objetivo de "mejorar la calidad y fortalecer la dimensión europea de la enseñanza superior fomentando la cooperación transnacional entre universidades, estimulando la movilidad en Europa y mejorando la transparencia y el pleno reconocimiento académico de los estudios y cualificaciones en toda la Unión". Esto es lo que se dijo cuando fue creado hace más de 20 años, y no que fuera un programa restrictivo, para aumentar la competencia entre el alumnado, generar discordancia, y ayudar a unos pocos, que es el mensaje que hay tras esa medida tomada en algunas universidades españolas.
El Erasmus es un elemento muy importante en nuestra generación. Somos la generación Erasmus, y no podemos permitir que unos cuantos listillos quieran impedir que algunos de nosotros formemos parte de esa generación.